domingo, 13 de mayo de 2012

4. Una Guerra Total (Grupo de Ahinoa)


Resúmenes  páginas 289, 290, 291.
4. Una guerra total.
La Segunda Guerra Mundial fue cruel y despiadada. Los alemanes y los japoneses robaron las riquezas de los países ocupados para poder hacer frente a los gastos que supuso la guerra. La victoria aliada necesitó un esfuerzo económico sin precedentes.
4.1. La guerra económica.
Una guerra tan grande necesitó un gran esfuerzo económico. Estados Unidos y el imperio británico, tenían una superior productiva industrial y agrícola sobre los países del Eje. Los aliados disponían de petróleo,  carbón o metales  estratégicos, lo cual le daba una gran ventaja. Estados Unidos se convirtió en “el granero de la democracia”, lo que permitió alimentar a todo el bando aliado. Los ejércitos del Eje confiscaron alimentos en los países ocupados para así alimentar a sus soldados y a la población civil de Alemania o Japón.
Debido a la movilización de los hombres jóvenes y a la producción armamentística se produjo una escasez de mano de obra en todos los países participantes. Para afrontar el problema, Alemania aplicó el empleo de prisionero de guerra y de trabajadores forzosos procedentes de los países conquistados. Los aliados recurrieron al empleo de mano de obra femenina y de jóvenes, también aumentaron la jornada laboral.
Debido a las necesidades de los ejércitos los gobiernos intervinieron en la economía. Antes de 1939 Alemania, Italia, la Unión Soviética y Japón tenían una economía planificada, mientras que Estados Unidos, Reino Unido y Francia siguieron siendo economías de mercado.
La Segunda Guerra Mundial impulsó importantes novedades tecnológicas: producción de penicilina, producción de nailon. Las innovaciones técnicas se aplicaron mayormente a la producción de armas. Los aviones cada vez eran más veloces, los alemanes fabricaron los primeros aviones a reacción, como los misiles antiaéreos y bombas volantes. En el mar la gran innovación fue el portaviones. La invención más determinante fue la bomba atómica. Entre 1942 y 1945, un grupo de científicos europeos llevó  a cabo las investigaciones necesarias para su fabricación en Estados Unidos.
4.2. Una guerra de aniquilamiento.
Los alemanes y japoneses pensaban que sus triunfos en la primera parte de la guerra marcaban el inicio de una nueva época. Las derrotas de las potencias democráticas y de sus imperios coloniales marcaban el comienzo del “nuevo orden”, hegemonía mundial de Alemania y Japón. Este “nuevo orden” vino acompañado del empleo de métodos crueles e inhumanos.
El racismo, uno de los principios ideológicos más importantes para los nazis, por un lado pretendía preservar la pureza de la raza aria, evitando las mezclas con la raza judía,  la cual había que exterminar, y por otro lado pretendía conquistar el “espacio vital” para los arios. La expansión de la Gran Alemania debía realizarse hacia el este, conquistando territorios ocupados por los eslavos.
En 1941 Hitler dispuso la “solución final”, se trataba del genocidio de la población judía en la Europa ocupada. Esta solución provocó la muerte a unos 6 millones de judíos, 2 millones de prisioneros soviéticos y centenares de miles de gitanos, homosexuales, prisioneros políticos, miembros de resistencia, etc. Los campos de exterminio fueron la pieza fundamental de esta macabra empresa, fue uno de los mayores horrores de la historia de la humanidad, destacan Auschwirtz o Treblinka.
Los nazis adoptaron brutales represalias contra cualquier resistencia por parte de las poblaciones conquistadas.

Ambos bandos emplearon el bombardeo masivo de las ciudades, lo que conllevó la muerte de centenares de miles de personas. Esta constante destrucción de retaguardias, hizo que Estados Unidos lanzara las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki.
4.3. El colaboracionismo y la resistencia.
Debido a los éxitos alemanes durante la primera mitad de la guerra aparecieron grupos que apoyaron las ideas nazis y le prestaron su ayuda. Los miembros de dichos grupos fueron llamados colaboracionistas.
La resistencia, se alzó frente al colaboracionismo. Varios factores estimularon la resistencia en los países ocupados: la presencia militar alemana, las requisas, la persecución política, etc.
La resistencia comenzó a alcanzar importancia en 1941 tras la invasión nazi de la URSS. En Europa occidental, sobre todo en Francia e Italia, los partidos comunistas fueron los grupos más destacados en la acción antinazi.
En Europa Occidental se organizaron grandes unidades resistentes capaces de retener a ejércitos alemanes enteros. Incluso en Alemania e Italia surgieron pequeños grupos de oposición, a pesar del férreo control policial.

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